martes, 26 de febrero de 2008

Estamos ante el inicio de una tercera guerra mundial

El profesor Moshe Sharon, experto en islam del Departamento de Historia de Medio Oriente e Islam en la Universidad Hebrea de Jerusalén, considera que la tormenta en el mundo musulmán por las declaraciones del papa Benedicto XVI es grave.

En realidad, no le sorprende nada lo que está pasando, según explicó en una entrevista con LA NACION. En una clara muestra de su convicción de que la actual ola de violencia puede cobrarse víctimas fácilmente, pidió que la entrevista fuera publicada sin su fotografía. "El peligro puede ser muy concreto, si a alguien no le gusta lo que digo", afirmó.

-¿Qué pensó cuando escuchó las declaraciones de Benedicto XVI?

-Sentí que se está metiendo en serios problemas o que pone en problemas al mundo cristiano en general. No porque haya dicho cosas que no son ciertas, sino porque estamos en una época en la que el islam extremista, fanático, que controla hoy a las masas, aprovecha toda ocasión para actuar en forma violenta contra el mundo cultural de Occidente. Considero que los medios de comunicación europeos contribuyen a esto, al tratar de apaciguar a los radicales, como si no se pudiera criticar al islam. El islam puede atacar a los cristianos, el islam puede atacar a los judíos, el islam puede publicar libros antisemitas, pero cuando el mundo occidental reacciona o hasta dice cosas ciertas, eso ya está prohibido y la reacción es violenta. Y así comienzan a matar gente.

-¿Y eso volverá a pasar ahora...?

-Lo que dijo el Papa será usado ahora como pretexto oficial para perpetrar asesinatos. La guerra santa, la jihad, recordemos, no se ha detenido, y su objeto siempre es el mundo cristiano. Por ende, dondequiera que puedan atacar a cristianos y a instituciones cristianas, intentarán hacerlo. El islam moderno es antioccidental, sumamente antisemita. Creo que estamos ante el comienzo de una tercera guerra mundial, pero el mundo occidental todavía no es consciente de ello. Yo creo que Europa está al borde de un desmoronamiento total a manos del islam. La reacción atemorizada del mundo occidental no hace más que fortalecer a los elementos fanáticos que conducen a las multitudes islámicas. El futuro no parece prometedor.

-¿Es justo hablar de todo el islam en términos tan categóricos o es necesario hablar sólo del islam extremista?

-La pregunta es quién guía al mundo islámico. El islam no es sólo una religión, sino también una cultura, una forma de vida. Y quienes encabezan hoy el mundo islámico no son los filósofos, los sufíes, los místicos o elementos intelectuales influenciados por la cultura occidental, que quieren vivir en paz con Occidente, sino los que pronuncian sermones en las mezquitas y los maestros fanáticos en las escuelas religiosas, las concepciones islámicas que hablan de una guerra global entre el mundo del islam y el mundo occidental. Hay que recordar que el mundo islámico normal ve sus relaciones con el mundo de afuera, el no islámico, como relaciones determinadas por la espada. No existe la posibilidad de que reine la paz en el sentido de que el islam ponga fin a la jihad. Eso es imposible. Lo máximo que puede pasar es que el islam suspenda por un tiempo la guerra, porque no está preparado o no es lo suficientemente fuerte como para librarla.

-Entonces ¿es irrelevante tratar de hablar, porque siempre habrá guerra?

-En gran medida, es verdad. En el pasado, la única forma de lidiar con el islam era utilizando las mismas herramientas. Eso sirve, porque los musulmanes nunca se dieron con la cabeza en la pared. Cuando ven que no podrán derrotar al enemigo, llegan a un acuerdo con él.

-¿Cuáles son los aspectos positivas que ve en el islam?

-Hay principios hermosos en el islam. Está por ejemplo el tema de la limosna a los necesitados, de la ayuda a quien no tiene. En las leyes de guerra del islam está prohibido matar mujeres, ancianos y niños, aunque lamentablemente en la práctica esto no se cumple y se publican fatwas (edictos religiosos) que justifican por qué no se deben cumplir esas leyes. Hay literatura hermosa, bella poesía, filosofía, matemática, muchas cosas buenas que desarrolló el islam y que sin duda son importantes. Pero hay que recordar algo clave: no son esas cosas las que determinaron las relaciones entre el islam y el mundo fuera del islam. Aunque el Papa encuentre esas cosas, no son ésos los elementos que guiaron las relaciones entre el islam y el mundo cristiano. El mundo cristiano siempre vio en el islam a su peor enemigo.

Jana Beris

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