miércoles, 27 de febrero de 2008

En Irán leer es peligroso

Mientras los gobiernos occidentales están obsesionados con la amenaza de las armas de destrucción masiva de Irán, el régimen islámico aumenta sus medidas represivas en contra de trabajadores, mujeres, estudiantes, gays, minorías, y ahora, editoriales y escritores.

Los analistas occidentales pueden ahora preguntarse cómo Mientras agonizo de William Faulkner, La lechuza ciega de Sadegh Hedeyat, Mi tío Napoleón de Iraj Pezeshkzad, La joven de la perla de Tracy Chevalier o inclusive El código Da Vinci de Dan Brown influyen sobre la política en Irán. Es que parece que el régimen iraní está muy consciente del peligro de las obras de imaginación y pensamiento, y las restringe según las palabras de su ministro de Orientación y cultura islámica, para impedir que las editoriales les "sirvan un plato envenenado a las generaciones jóvenes".

Lo que es evidente es que ese "plato envenenado" no es una amenaza para la juventud iraní sino para los funcionarios del Estado teocrático. A 27 años de la revolución, el gobierno islámico no ha podido convencer a sus ciudadanos —ni tampoco a muchos dentro de la jerarquía religiosa— de su triunfo en el terreno cultural.

Los jóvenes se deleitan con la poesía sensual y erótica de la fallecida poeta feminista Forough Farrokhzad y la activista por los derechos humanos y feminista de 80 años de edad, Simin Behbehani, o las novelas y la poesía de James Joyce y Gerard Manley Hopkins. Por su parte, ex revolucionarios como Akbar Ganji citan a Hannah Arendt, Kant y Spinoza junto a Hafez y Rumi para exigir una democracia laica y abierta o para renunciar a la actual represión en el nombre de sus culturas y tradiciones.

Los funcionarios se quejan de que algunos libros prohibidos generan en los iraníes un sentido de inferioridad y los inducen a convertirse en "lacayos de Occidente". Leer libros occidentales no es una señal de inferioridad sino de la aceptación de la universalidad del pensamiento y la imaginación, una tradición que en Irán se puede rastrear por siglos y se remonta al tiempo en que un hombre como Alfarabi tradujo a Platón y Aristóteles al arábico y ayudó a revivir el pensamiento y la filosofía de los griegos en Europa a través de la difusión del Islam.

Azar Nafisi ESCRITORA IRANI

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