martes, 26 de febrero de 2008

El club de los libros abandonados

Uno puede hallarlos en cualquier parte: en el banco de una plaza, en una mesa de café, en el interior de una estación de servicio, en el sillón de una peluquería. Puede ser una novela, un clásico o un libro de autoayuda. Pero lo fascinante es descubrir que no han quedado allí por descuido. Alguien dejó ese libro con la intención de que otro alguien más lo encontrara. Un alma gemela, un espíritu desconocido. Dentro lleva una notita que dice "Por favor, léeme. No estoy perdido; estoy viajando por el mundo, tratando de hacer amigos" y trae un número de referencia.
El fenómeno se denomina bookcrossing y su práctica se ha diseminado por todo el mundo gracias a Internet. De hecho, el pasado 6 de junio, a las 9 de la mañana, un ejemplar de "El retrato de Dorian Gray", de Oscar Wilde, fue dejado en un banco de la plaza Belgrano, en City Bell, cerca de La Plata, a la espera de ser recogido.

La idea se le ocurrió a Ron Horn- baker, un programador de Lake Winnebago, Missouri, en marzo de 2001, mientras junto a su esposa, Kaori, admiraba un sitio llamado PhotoTag.org, que se dedica a rastrear cámaras fotográficas abandonadas. Preguntándose a qué otro objeto sería entretenido seguirle la pista, Hornbaker se fijó por casualidad en su biblioteca y el concepto le cayó como una moneda.

El sitio ( BookCrossing.com ) fue lanzado algunas semanas más tarde, el 17 de abril, y comenzó a captar miembros a un ritmo de cien por día. Actualmente, este club de los libros abandonados cuenta con más de 210.000 asociados en los Estados Unidos; 46.000, en Inglaterra; 33.000, en Canadá; 21.000, en Australia; 15.000, en Italia y más de 1600 en la Argentina. Hay entusiastas en Lesotho, Guinea, Gabón y hasta en las islas Fiji.

El sistema funciona así: cada libro registrado en BookCrossing.com recibe un número de identificación y una tarjeta que puede ser impresa y adherida al interior de la tapa. La tarjeta explica brevemente la misión de BookCrossing y dirige al lector a una página dentro del sistema, específicamente dedicada a ese libro. Allí, quien recogió el libro puede describir cómo lo encontró, si lo ha leído y qué piensa de él.

Quienes comparten sus libros, anuncian la hora, fecha y lugar donde los dejaron y los interesados pueden verificar cuáles están en su área y salir a buscarlos.

Hay más de tres millones de títulos registrados en BookCrossing.com y un gran número de ellos se encuentra en circulación. Entre los diez primeros figuran dos libros de Dan Brown, cuatro de John Grisham y libros de Alice Sebold, Amy Tan, Rebecca Wells y Anne Rice.

Pero el más viajado es un libro de humor alemán, titulado "Der seltsame bücherfreund" ("El extraño amigo de los libros") de Gerard Hoffnung, que registra 210 escalas. Arrancó en Colonia, Alemania y terminó en Canberra, Australia, después de pasar por Austria, Francia, Escocia e Inglaterra.

"El Aleph", de Jorge Luis Borges, por ejemplo, fue dejado por primera vez en Las Palmas de Gran Canaria, en España, el 3 de mayo de 2005, y su última escala fue en Jalisco, México. "El Perseguidor", de Julio Cortázar, fue depositado en un banco de la plaza España, en Valladolid, el 13 de septiembre de 2005 y recogido dos días más tarde. Ejemplares del "Martín Fierro" fueron dejados en Ourense, Valladolid, Valencia, Barcelona y Zaragoza y en Bogotá.

El sitio no cobra cuotas de inscripción, no hace publicidad ni gana dinero. Su difusión es resultado exclusivo del boca a boca. Pero el sueño de su creador es convertir al mundo en una gran biblioteca y al intercambio de libros en una actividad que termine hermanando a lectores de todo el planeta.

Inesperadamente, el sistema se ha vuelto popular entre los adolescentes. Es una suerte de apasionante búsqueda del tesoro que, por añadidura, impulsa a leer.

Mario Diament

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