martes, 6 de marzo de 2007

¿Triste, feliz, harto de todo? Cada vez hay más divanes virtuales para descargarse online

En estos días de tristeza general, además de recurrir a las descargas habituales, los divanes también pueden ser virtuales y pueden ser una fuente de descarga para muchos usuarios. Aquí y allá, sitios como tired.com invitan a contar porqué uno está cansado ("tired"), pero no ofrecen respuestas alguna... simplemente, ayudan a desahogarse. Más cerca, el argentino Sentímetro.com.ar permite clasificar entre "tristinos" y "felicitos" según el día que uno tenga.

No importa por qué uno se harta: todos alguna una vez en su vida se sienten igual. Atrapados por una angustia existencial, o simplemente cansados de la sonrisa de su vecino, un problema de pareja o una derrota deportiva. Y no sólo de fútbol. La semana pasada, Gastón Gaudio se auto-gritó dentro de una cancha: "¡el pasto no es el problema... me tiene harto el tenis!", luego de una mala jugada en su debut en Wimbledon. Cuesta imaginarse al jugador prendiendo una notebook después del partido, para contarle el porqué de ese cansancio a alguien que no conoce y del cuál no obtendrá respuesta alguna. Sin embargo, muchas personas simplemente recrean lo descrito. Internet es su refugio y es allí se sienten cómodos.

El portal tired.com, por ejemplo, recibe 100 denuncias semanales. La página recibe al visitante con la pregunta ¿Está usted cansado/a?, y una oración abajo la opción de: Díganos por qué. Cuando se hace click en "díganos" se abre el Outlook con el destino tired@tired.com, que invita a la respuesta instantánea. El dueño del sitio es Mike Kuniavsky, un consultor de diseñadores web, que nunca imaginó que lo que empezó como una broma se convertiría en un confesionario anónimo. Los mensajes son tan variados, como los de esta mujer: "Tengo dos empleos y dos niños. Mi marido es uno más de 13 atrapado en un cuerpo de 30' ¡Esto es un círculo vicioso que me come viva!"; hasta un marinero que de alguna parte del mundo se queja de estar "cansado de estar sobre un barco de mierda. Cansado de mi pequeño dedo del pie feo. Cansado de que mi ombligo huela a queso'". Y siguen...

A nivel local, los usuarios también tienen su espacio para la descarga. En 2004, el dominio Sentimetro.com .ar ganó como mejor proyecto del concurso "Un día en la vida", de la fundación Telefónica, que apuntaba a captar las características de inmediatez, lo rápido y efímero del sentimiento representado en Internet. La página da la posibilidad de postear una imagen y un comentario según el estado de ánimo. Dos posibilidades: los denominados "felicitos/as" para un día rosa y los que tengan un día gris podrán estar del lado de los "tristinos/as" . El usuario ingresa un " Sentinick", contraseña, confirmación de la misma y un e-mail (campo que no es obligatorio, pero da la posibilidad de respuesta) y un corazoncito del color del día ocupará coordenadas según la hora y el sentimiento expresado.

Una de las autoras del portal, Luciana Lanfiuti, diseñadora en comunicación visual y licenciada en producción multimedia, explica que "Sentímetro no refleja nada real. Es casi irónico, como un chiste. Pero igual está bueno que haya gente que tenga la posibilidad de expresar lo que siente; se transforma en un fotolog comunitario". Miles de portales dan la posibilidad de expresar lo que se siente y postear mensajes de todo tipo. A diferencia de sitios de confesión anónimos (como sentímetro), que permiten descargarse todo sin revelar identidades, los mensajes que llegan a Tired.com son enviados desde un correo electrónico real. ¿Por qué lo hacen? Kuniavsky tiene dos teorías: una es la confianza que genera el diseño simple del sitio, y la otra es que confunden el portal con alguna clínica contra el insomnio.

Cabe preguntarse si se hace algo con tantas denuncias de cansancio. "Simplemente los leo y eso es todo por ahora. Tal vez un día haga algo más con ellos", contesta Kuniavsky a Clarín.com, tranquilo, sabiendo que ya se transformó en el confidente de miles de personas en un capítulo más de la relación entre el sentir e Internet.

Fabricio Soza
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