martes, 6 de marzo de 2007

Cementerios de mascotas: ¿el amor a los animales en su máxima expresión?

Cuanto más conozco a los hombres más quiero a mi perro . Esta frase popular rescata una afirmación: Cualquiera que tenga mascota puede vanagloriarse de que la suya es la mejor y sus gracias no las logra ninguna otra. Y como a cualquier ser querido, se le compra y vende de todo, y también se trata de que se queden, de que nunca se vayan de la vida.

Y allí están las mascotas. Algunas en el cielo, otras en las nubes de Internet, otras en plena tierra.

La web brinda la posibilidad de “colgar” una foto de la mascota y dedicarle unas palabras en los cementerios virtuales (ver recuadro); una forma de recuerdo adaptada a la tecnología. Y, en tierra firme, también hay cementerios “reales” para los animalitos. No son un negocio nuevo en la Argentina y su uso es frecuente. Enterrar a las mascotas en estos establecimientos abre la posibilidad de visitar al animal y practicar toda la liturgia.

¿Cuestión de fe? “La visita es una necesidad de afecto y de amor. El animal es parte de la familia. Hay gente que en el momento del dolor entierra sus animales, pero después se olvida. En cambio muchos vienen aquí desde el ’85 y hasta enterraron a los hijos y nietos del primer animal: hay un seguimiento. Hay una creencia en el amor y en darle ese lugarcito que ellos se merecen”, afirma Adriana Kreuzer, directora del cementerio de mascotas Jardín del Amigo.

Cada día se acercan al predio de Olivos familias para visitar a sus mascotas fallecidas. Llevan flores de plástico –aunque las reglas del lugar no lo permitan-, pegan figuritas en las placas y suelen ir con toda la familia –incluso con sus nuevas mascotas-. Para muchos el lugar se transforma en visita obligada del fin de semana: “Hace rato que no voy, pero recuerdo que era una salida más. Tengo hijos chicos a los que les gusta mucho ir”, se sincera Alejandra Martínez, dueña de uno de los perros enterrados. Jardín del Amigo cuenta con servicio de contrato anticipado –prevención de la muerte-; entierro en fosa común -$270 sin mensualidad-; entierro en parcela individual -$300 más mensualidad de $29 a $36 según ubicación-; ambulancia para el retiro de cuerpos y cremación con o sin entrega de cenizas. No sólo perros y gatos pueden ser visitados por sus dueños los 365 días del año, ya que el parque alberga a tortugas, pájaros, conejos y hasta ¡un mono! Otros años, en el día del animal se realizó un homenaje en donde el grueso de los dueños se dieron cita.

¿Y los otros?

Claro, no todos los dueños resuelven el tema de la misma forma. “A mi gato lo puse en una caja y lo tire a un contenedor. No sabía de los cementerios, pero tampoco creo que lo hubiese enterrado ahí”, cuenta Julián, un vecino de Colegiales. Su accionar refleja el de la mayoría de la gente, que entierra los animales en el patio de su casa, baldíos, plazas, o simplemente los tira a la basura. Estas prácticas, a pesar de ser motivo multa, son las más utilizadas por las personas de la ciudad. Muchas veces las mismas veterinarias se ocupan del entierro, e incluso hay servicios exclusivos que ayudan a sobrellevar el mal momento.

Es que uno de los mayores problemas es que muchos dueños de los que utilizan el servicio de los cementerios dejan de pagar una vez enterrado el animal.

Algunos sostienen que la razón está en otro servicio que compite: las cremaciones, una alternativa que permite quedarse con la mascota en la casa para recordarla. Daniela Marinelli, dueña del portal Cremaciones, coincide con Kreuzer: “Se realizan más cremaciones en humanos y animales. Los cementerios privados tienden a desaparecer”. El fenómeno también es consecuencia de las altas tasas a la tierra que pone el Gobierno.

Para Adriana Kreuzer, no hay que preguntarse mucho por qué no hay más cementerios si la necesidad es grande, porque para ella la respuesta no pasa por la razón: “Jardín del Amigo es un acto de amor y no un negocio rentable. Armé el cementerio porque vi la necesidad y sentí que el lugar tenía que ser donde ellos (las mascotas) lo pudieran haber disfrutado en vida”.

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